El sentido de un planteamiento holístico obedece a la acuciante necesidad de tratar "la realidad": la salud, el crecimiento personal, la educación, como áreas del saber que son plurales en su composición e interacción, configurando y definiendo así un propósito, y una "praxis global" que amalgama a estas parcelas de la ciencia en un territorio aún por explorar: el neuroaprendizaje.